Luz Marina Larios
Los modelos económicos siempre
han estado marcados con figuras e instituciones para promover e impulsar el
desarrollo de un país aprovechando los recursos y características propias de
cada región, pero hay que hacer énfasis en que existe diversidad de esos
modelos, es por ello que es necesario tomar la decisión de cual modelo es el
que mejor se ajusta para lograr ese fin.
En este sentido, el siguiente
trabajo de investigación trata sobre el Cooperativismo en Venezuela, abordando
los siguientes puntos: concepto de cooperativismo, cooperativista, cooperar,
cooperación, ayuda mutua, esfuerzo propio, símbolo de la cooperativa, régimen
legal del Cooperativismo en Venezuela, origen histórico, tipos, como se forma,
valores, estructura, relación con el desarrollo endógeno, forma de
organización, constitución, integración, principios, órganos encargado para el
financiamiento, la superintendencia de cooperativa y los órganos encargados de
vigilancia y control de las cooperativas.
Cabe destacar, que este tema es
de vital importancia para todas aquellas personas emprendedores que quieren
asociarse para realizar una actividad con fines de lucro y ven a las
cooperativas como una opción viable para lograr ese fin, es bueno que conozcan
todo sobre las cooperativas su marco legal que rige en Venezuela y saber su
evolución histórica a través de los años.
El Cooperativismo en Venezuela
Conceptos de:
a) Cooperativismo, Es una
doctrina socio económica que promueve la organización de las personas para
satisfacer sus necesidades. El cooperativismo esta presente en todos los países
del mundo, le da la oportunidad a los seres humanos de escasos recursos tener
una empresa de su propiedad junto a otras personas. Uno de los propósitos de
este sistema es eliminar la explotación de las personas por individuos o
empresas dedicados a obtener ganancias.
b) Cooperativa, es una asociación
de personas que se han agrupado voluntariamente para lograr un objetivo común,
mediante la constitución de una empresa, democráticamente dirigida, aportando
una cuota equitativa del capital necesario y aceptando una justa participación
en los riesgos y en los frutos de esa empresa, en cuyo funcionamiento los
miembros participan activamente.
c) Cooperativista, Es un socio
participa desde el momento de su incorporación a la cooperativa en cada una de
las etapas por las que atraviesa la promoción a través de las asambleas
generales, o de las juntas especiales" de socios cuando existen varias
promociones o fases de la misma cooperativa.
d) Cooperar, Es Obrar, colaborar
con otro u otros para un mismo fin.
e) Cooperación, Se llama
cooperación a la práctica de los individuos o grupos que trabajan en común, con
objetivos, y posiblemente métodos, acordados previamente, y en las que el éxito
de un individuo es dependiente y contingente del éxito de los demás. La
cooperación es la práctica opuesta a la de quienes trabajan por separado o en
competencia mutua.
f) Ayuda Mutua, El concepto de
Ayuda Mutua es una condición natural en los seres humanos, es una necesidad de
poder compartir, buscar ayuda y contacto con otras personas en las que confiar
ante situaciones de alegría, de tristeza, de enfermedad, de peligro o de
ansiedad. La necesidad de buscar a otros para compartir o de buscar ayuda es
una tendencia natural que acompaña a las personas a lo largo de la vida.
h) Esfuerzo Propio, El esfuerzo
propio es cuando alguien se esfuerza con sus propias fuerzas y sus propios
recursos, aunque el resultado de su esfuerzo propio no necesariamente sea para
su propio beneficio.
Régimen legal del cooperativismo
en Venezuela
En Venezuela a partir de la
entrada en Vigencia la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas el 18 de
septiembre de 2001, se multiplicó hasta nuestros días de una manera histórica
la conformación de empresas cooperativas, muchas de ellas han sido creadas sin
un conocimiento especifico acerca de las bases legales que lo regulan, ya que
el objetivo principal que ha motivado para su creación han sido
primordialmente: a. El Incentivo Fiscal. (La exención de impuestos) b. El
Otorgamiento de créditos. c. La Obtención de Contratos otorgados con
preferencias a las cooperativas, Tenemos tres fuentes principales en el derecho
cooperativo venezolano:
La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
La Ley Especial de Asociaciones
Cooperativas.
Las Providencias Administrativas,
Las dos primeras son más
conocidas entre los cooperativistas, pero las providencias administrativas
tienden a ser en su contenido desconocidas por la mayoría y actualmente cuando
pretenden obtener contratación con el Estado se encuentran que deben presentar
la CERTIFICACION DE CUMPLIMIENTO, y el primer obstáculo es la falta de cumplimiento
con lo dispuesto en las Providencias Administrativas por desconocimiento de las
mismas.
Además, El Artículo 8 de la Ley
de Cooperativas, menciona que las cooperativas y sus formas de coordinación,
asociación e integración se regirán por la Constitución, esta Ley y su
reglamento, por sus estatutos, reglamentos y disposiciones internas y en
general, por el Derecho Cooperativo. Supletoriamente se aplicará el derecho
común, en cuanto sea compatible con su naturaleza y principios y en última
instancia, los principios generales del derecho.
Origen
El movimiento cooperativo nació
en el marco de la Revolución Industrial, durante el siglo XX para que sus
socios tuvieran acceso a mejores condiciones posibles de precio y calidad
(cooperativas de consumo), o bien, a producir y canalizar esta producción hacia
el mercado, evitando intermediarios, para maximizar las rentas de los
cooperativistas.
Historia
Una de las primeras experiencias
cooperativas data de 1844, cuando se crea en Rochdale, Inglaterra, la cooperativa
de consumo Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale. Simultáneamente
surgen otras experiencias en Francia, España y otros países europeos. Entre los
primeros grandes pensadores del cooperativismo se encuentran Robert Owen,
Charles Fourier y Friedrich Wilhelm Raiffeisen, respectivamente, galés, francés
y alemán, los que hicieron una crítica en la que proponían que la solución de
problemas sociales se puede lograr a través de la cooperación entre los
individuos.
La vieja bandera del movimiento cooperativo
estaba representada por los 7 colores del arcoiris, que simbolizaba al mismo
tiempo la diversidad y la esperanza. El color rojo representaba el fuego y el
amor que une a las personas; el anaranjado recordaba a un amanecer glorioso; el
amarillo por el color del sol que da luz, calor y vida; el verde representaba
la esperanza; el azul celeste figuraba como reflejo de la ilusión; el Azul
Marino o Índigo encarnaba el valor que nos impulsa a buscar nuevas rutas; y
finalmente el Violeta significaba la humildad y la virtud.
Posteriormente, en el Congreso de
la ACI de 1995, se decidió cambiar la clásica bandera del cooperativismo por
una bandera de fondo blanco con un arcoíris que se rompe para convertirse en
palomas en pleno vuelo.
Durante este año 2012 se celebra
el Año Internacional de las Cooperativas, según lo proclamado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas.
Economía
Social:
Construcción conceptual de la
economía social y participativa
La necesidad de desarrollar la
economía desde otro modelo que incluya a los habitantes de un país, para buscar
alternativas que funcionen con miras a lograr servicios para la gente, que se
empoderen de sus medios de producción y que generen bienes colectivos, con
sentido de pertenencia, responsabilidad y sentido del deber social, donde los
gobiernos le den acompañamiento y asesoría de cómo lograr obtener los recursos
para emprender esa economía social participativa donde todo sea de todos y en
beneficio de todas la colectividad que se organice y pretenda desde lo endógeno
lograr sustentabilidad que sea perdurable en el tiempo para lograr satisfacer
las necesidades de las generaciones presentes y futuras y buscar esa calidad de
vida anhelada y ansiada por todo ser humano.
Según Barea José (2008). En temas
para el Debate nº 167. Expresa que:
La economía social comprende un
sector definido por entidades que no pertenecen al sector público y en el que
se sitúan empresas comerciales, industriales, financieras o de seguros e
instituciones privadas sin ánimo de lucro que producen servicios para las
familias. Las características diferenciadoras de las empresas de la economía
social están en su comportamiento en la atribución de beneficios, que no están
ligados de forma directa con la posición del capital, y en el proceso de toma
de decisiones, que se rige por el principio de un hombre, un voto. Además, este
tipo de empresas no vende sus productos a precio estricto de mercado, sino que
trata de prestar servicios a las familias en condiciones más beneficiosas.
Ahora bien en Venezuela se ha
querido llevar a las comunidades a buscar la vía de la economía social así se
demuestra incluyendo en la Constitución de la República una serie de artículos
que le dan legalidad y herramientas para lograr este objetivo. Esto lo hace
otorgando deberes, derechos y obligaciones dándole reconocimiento para ejercer
como ciudadano y que tengan acceso a los beneficios del estado así participar y
entre todos mejorar las condiciones del país,
La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), desarrolla la idea de la riqueza
colectiva en oposición a las nociones de acumulación bienes, competitividad y
darwinismo social, que en muchos casos sirven de sustento teórico para
justifica la pobreza de un sector de la población. Respetando la diversidad de
expectativas y modos de vida, la revolución bolivariana apuesta por las
posibilidades de acción equilibrantes e inclusivas del Estado. Economía social
para la derrota de la pobreza y la exclusión
La revolución Bolivariana
desarrolla la concepción revolucionaria de un Estado inclusivo para los más
pobres, los simples, las mayorías de venezolanos y venezolanas quienes durante
siglos fueron parias en su propia patria. Las dinámicas de inclusión obligan a
la revisión y reconfiguración paradigmática, operacional, discursiva y de
diálogo, de la relación entre gobierno y ciudadanos. Dinámicas que adquieren
especial significación a la luz de la emergencia social actual, ante la
aspiración de derrotar su más nefasta expresión: la pobreza.
La economía clásica e incluso
gran parte de la crítica de la economía política, cimienta sus desarrollos
conceptuales y operativos sobre unas concepciones de pobreza, desarrollo,
felicidad, bienestar, libertad y progreso, que tienen como punto de partida la
aspiración de acceso al beneficio de la acumulación de capital y el equilibrio
fiscal mediante mercancías, objetos y elementos que demuestren la riqueza
material expresada en bienes de consumo. Bienes y servicios que suelen ser
valorados como indicadores ciertos de logro, sin que ello pase por el tamiz de
la calidad de vida que propicia un modelo económico de estas características.
En contraposición, desde la
economía social se procura avanzar en la revisión de estos determinismos, a
partir de la crítica a los conceptos de pobreza y riqueza que orientan el
discurso político y las temáticas de gestión desde los referentes
gubernamentales. La economía social es una economía alternativa, donde privan
las prácticas democráticas directas. La economía social es autogestionaria. En
la economía social el trabajo es asociado y no asalariado. En la economía
social la propiedad de los medios de producción es colectiva. En la economía
social el reparto de excedente es igualitario entre sus miembros. La economía
social promueve formas de apoyo solidario respecto a otras comunidades.
La economía social o solidaria
procura rescatar los valores y prácticas locales, comunitarias o del lugar, con
sus procesos y valores solidarios, cooperativos y humanistas, como tentativas
que desde la educación, significan algo más que revertir los disvalores del
modelo económico global: implican promover la liberación del hombre de la
esclavitud de los mercados. Ello deriva y es resultado en la promoción de una
educación que se constituya sobre la base del y para él dialogo de saberes,
para la geocultura local, para la felicidad del hombre. Estaríamos hablando de
una educación que promueva el paso del modelo económico capitalista per se al
modelo de economía para la felicidad y el modelo de calidad de vida
fundamentado en la especificidad del lugar. Si la economía social privilegia la
localidad, la educación desde el lugar constituye el eje central de cualquier
propuesta pedagógica que pretenda contribuir al impulso de la economía
solidaria. La "economía social" y las cooperativas.
Si bien desde el lenguaje
constitucional se impulsan claras orientaciones para el desarrollo de un modelo
económico solidario, autogestionario y de profundo anclaje local, para alcanzar
este objetivo se hace necesario construir, con carácter previo, claras líneas
de gestión orientadas a la derrota del desarraigo cultural (en sus expresiones
económicas, políticas y antropológicas) de gran parte de la población
venezolana. Esfuerzo que parece asociarse a la noción actual del Ministerio de
Planificación y Desarrollo que busca vincular una nueva concepción de
desarrollo local al modelo emergente de economía social.
Por lo que se necesita avanzar en
la inserción social de los preceptos constitucionales en materia económica,
implica el desvelamiento del tipo de Estado que tenemos, sus protocolos y
rutinas, formas de relacionarse con el ciudadano y de dialogar con la otredad
ciudadana; para poder de esta forma, acometer con la suficiente solidez y
dinamismo la tarea de construcción de un nuevo tipo de Estado para un nuevo
modelo político: la democracia participativa y protagónica.
De hecho, la CRBV (1999) refleja
procesos de reflexiones y praxis sociales emergentes, a partir de las cuales es
posible develar como detrás de las formas de vida, las nociones de pobreza,
riqueza, desarrollo, progreso, triunfo y felicidad se esconden formas de
opresión o de liberación del ser humano, que pasan por la identidad y el
sentido de pertenencia de la población venezolana. Se entiende entonces, a Denis
(2002) cuando señala que
Estamos partiendo de la idea de
que la economía social no constituye en sí un modelo económico acabado que
podría encerrarse dentro de los que tradicionalmente se ha definido como
economías solidarias o sociales, ni en sus formas institucionales más
conocidas: cooperativas, microempresas, empresas mutuales, etc. La economía
social es en primer lugar, y dentro del contexto socio-económico específico a
naciones periféricas a los centros mundiales de capital como la nuestra,
aquella economía que se desarrolla precisamente sobre los márgenes de los
grandes nudos de acumulación de capital.
En consecuencia, la economía
puede ser vista más allá de los límites de las formas de producción y
acumulación de riqueza, asumiéndola como un campo de cruce transdisciplinaria e
implicaciones holísticas en todos los campos de vida y gobierno social. En esa
perspectiva, las formas de vida, de resistencia, de sobrevivencia de la
población pasan a ser temas de la agenda económica.
Estaríamos hablando entonces, de
una economía social, de una economía solidaria que rescata el carácter
humanista de cualquier campo disciplinar, sujetándolos a su incidencia en el
centro de la actividad territorial: el hombre y su medio ambiente. Es decir, el
interés en este desarrollo de la economía no está centrado en las formas
mediante las cuales una minoría se apropia de la riqueza de las mayorías, sino
en cómo estas últimas alcanzan mayores niveles de desarrollo auto determinado
que imbricados a expresiones de felicidad y bienestar se funden en nuevas
lecturas de lo que implica una autentica calidad de vida.
Desarrollo
Endógeno:
El desarrollo endógeno visto como
proceso de cambio, busca potenciar las fuerzas internas del país, combinando la
inercia económica capitalista con principios de economía social para disminuir
las barreras a la entrada (inclusión) de aquellas franjas de la sociedad, las
cuales, por efectos del mismo modelo no tenían posibilidades de acceso rápido a
los procesos económicos y de agregación de valor.
Está claro que en nuestro país se
presentan desequilibrios importantes en cuanto a la distribución del bienestar,
y que los caminos que se han intentado en el pasado para compensarlo no han
sido exitosos en cuanto a los resultados (actualmente: clase D 23% y E 58% de
nuestra población). Por eso es necesario un proceso de transformación que vaya
más allá de lo económico y cubra aspectos culturales y sociales que sirvan para
realimentar lo económico.
Es difícil lograr la inserción de
una capa tan fuerte de nuestra sociedad sin producir traumas y enfrentar
conflictos con el modelo establecido; es difícil lograr nuevas relaciones de
equilibrio productivo sin afectar la producción y la productividad. Esto es
así, pues los procesos de cambio tienen fases que cumplir y serán exitosos solo
en la medida en que propongan un futuro mejor, y que sean capaces de lograrlo;
de otra forma la sociedad en su conjunto buscará un camino para satisfacer las
necesidades de un país que se busca a si mismo y explora todas las posibilidades
para encontrarse.
El desarrollo endógeno va de
abajo hacia arriba (bottom up), mientras que el enfoque tradicional es desde
arriba hacia abajo (top down). Esta consideración tiene una connotación
importante de complementariedad, que puede visualizarse gráficamente con una
pirámide cuya parte superior ya está desarrollada (aunque requiere de grandes
mejoras e inversiones) y la mitad de abajo es la que debe incorporarse mediante
los diferentes impulsores que se están desplegando.
Al ser de abajo hacia arriba y
tener como objetivo alcanzar la mitad de la pirámide para complementarse con el
resto de la economía (cadenas productivas y clusters o polos de desarrollo) los
objetivos parecen más posibles y cuantificables. La base está constituida por
las comunidades y sus potencialidades geográficas, de conocimiento y
capacitación, de apoyo financiero, y de ventajas comparativas (y como
convertirlas en competitivas), en un ambiente inclusivo de amplia participación
social.
Si bien el desarrollo endógeno
presenta varios ángulos (economía popular, polos de desarrollo /
desconcentración territorial, inclusión y contraloría social, entre otros) en
este artículo me referiré a la relación entre el desarrollo endógeno y la
cogestión, siendo esta última, solo una de las opciones de organización
participativa. La cual, por cierto tiene que ver con empresas establecidas, ya
sea que estén activas, o inactivas con posibilidades de reactivación. Menciono
esto, pues los nuevos emprendimientos van a tener un perfil mas cooperativista
que cogestionarlo. En definitiva, la cogestión va a tener que ver con empleo ya
existente, y con activos sub-utilizados, y cuál es su rol en la estrategia de
desarrollo endógeno.
Los primeros pasos del proceso de
transformación ya se han dado con la incorporación de los trabajadores en la
gestión empresarial a través de los diferentes esfuerzos en marcha, haciendo
con ello viable la cogestión o participación activa y protagónica de los
trabajadores en la administración de los recursos. Sin perder de vista que
requiere de una gran inversión tanto monetaria como de tiempo y que suele
demorar (como todo proceso de cambio cultural) tiempos inusualmente largos
comparado con otros procesos de transformación empresarial. Cada empresa debe
tener claras sus prioridades y la manera en que las cosas deben ser hechas: no
hay una fórmula única para todas las empresas.
La cogestión requiere que todos
los estratos con competencia en la toma de decisiones tengan un entendimiento
común de qué es lo que se quiere lograr; dónde están ahora con respecto al
logro esperado; y qué deben hacer para cerrar la brecha (gap) entre las
expectativas y los logros. La cogestión es sólo verdadera cuando una parte no
puede actuar sin la otra, lo cual no significa que la cuota de poder sea
necesariamente equivalente entre el empleador y el trabajador. Para transformar
una empresa, deben considerarse ocho aspectos (articuladores direccionales),
los cuales a través de una dinámica de transformación lograrán, con el menor
trauma y conflictividad posibles, llevarla hacia el nuevo modelo.